Llegó el campeonato a Europa y la primera en la
frente: si el mundial estaba igualado, después de la carrera en Montmeló
la cosa aún está más disputada. Cinco carreras, cinco vencedores y
cinco escuderías diferentes. La cosa recuerda el campeonato de 1983, que
en sus primeras seis carreras hubo seis ganadores diferentes. Y es que
todo está al rojo vivo, y más después de un vibrante Gran Premio que no
ha aburrido en ningún momento y que deja muchas sensaciones. Que Alonso
pudiera adelantar a Maldonado en la primera curva entraba en lo
probable; pero que el venezolano realizara una carrera impecable, y eso
que ya había dado señales de su enorme calidad como piloto, era algo que
pocos sospechaban. La escudería de Frank Williams celebra el 70º
aniversario de su fundador con un fin de semana prácticamente perfecto; y
aunque Maldonado está lejos de disputar el mundial (a priori), abre la
veda para que la igualdad siga imperando.
Los grandes beneficiarios de este Gran Premio, además del vencedor, claramente son sus compañeros de podio, Alonso y un Raikkonen que deja atrás su fama de comedor de helados en su yate cuando estropea, otra vez más, su coche. Alonso se aprovecha de un coche que mejora con las modificaciones introducidas, pero que falla en la gestión de los neumáticos: dos vueltas más y el finlandés lo adelanta, seguro. Se beneficia del pésimo fin de semana de sus competidores, especiamente en McLaren. En Red Bull les pudo ir peor (aunque Webber no puntúa y rompe su racha de cuartos puestos), pero Vettel aguanta como líder del mundial, empatado con Alonso. Schumacher sigue sin ese podio que prácticamente desde el primer Gran Premio parece tener a su alcance, pero vuelve a desperdiciar la oportunidad tras su choque con Bruno Senna (¿culpa de quién?), mientras Rosberg puede sumar algún punto más. Se estancan en Mercedes, mientras los Williams, los Lotus-Renault y el Sauber de Kobayashi (mal día para Sergio Pérez) dejan bien claro que apuntan a podio. De Massa en Ferrari apenas se puede decir gran cosa. Del resto, bultos en la trazada.
La cosa, pues, sigue a un alto nivel, y en Mónaco, circuito impredecible, cualquiera de los mencionados puede ganar. Las diferencias entre los grandes equipos (Red Bull, McLaren, Ferrari, añado Lotus Renault) son mínimas, y al carro pueden subirse Sauber, Williams y Mercedes en casi cualquier momento.
Vamos con las clasificaciones:
Los grandes beneficiarios de este Gran Premio, además del vencedor, claramente son sus compañeros de podio, Alonso y un Raikkonen que deja atrás su fama de comedor de helados en su yate cuando estropea, otra vez más, su coche. Alonso se aprovecha de un coche que mejora con las modificaciones introducidas, pero que falla en la gestión de los neumáticos: dos vueltas más y el finlandés lo adelanta, seguro. Se beneficia del pésimo fin de semana de sus competidores, especiamente en McLaren. En Red Bull les pudo ir peor (aunque Webber no puntúa y rompe su racha de cuartos puestos), pero Vettel aguanta como líder del mundial, empatado con Alonso. Schumacher sigue sin ese podio que prácticamente desde el primer Gran Premio parece tener a su alcance, pero vuelve a desperdiciar la oportunidad tras su choque con Bruno Senna (¿culpa de quién?), mientras Rosberg puede sumar algún punto más. Se estancan en Mercedes, mientras los Williams, los Lotus-Renault y el Sauber de Kobayashi (mal día para Sergio Pérez) dejan bien claro que apuntan a podio. De Massa en Ferrari apenas se puede decir gran cosa. Del resto, bultos en la trazada.
La cosa, pues, sigue a un alto nivel, y en Mónaco, circuito impredecible, cualquiera de los mencionados puede ganar. Las diferencias entre los grandes equipos (Red Bull, McLaren, Ferrari, añado Lotus Renault) son mínimas, y al carro pueden subirse Sauber, Williams y Mercedes en casi cualquier momento.
Vamos con las clasificaciones: